¿Por qué atraes a personas que no te saben amar?

 



El vínculo entre tu historia personal y tus elecciones amorosas

¿Cuántas veces te has preguntado por qué terminas involucrándote con personas que no te valoran, que te lastiman o que simplemente no saben cómo amarte bien? Esta pregunta no solo es frecuente, sino profundamente humana. No tiene que ver con "mala suerte", sino con heridas no resueltas, aprendizajes emocionales tempranos y patrones que repetimos sin darnos cuenta.

El origen de nuestras elecciones amorosas

Desde que somos pequeños, aprendemos lo que es el amor observando. Nuestra familia, especialmente nuestras figuras de apego (padres, cuidadores, abuelos), nos muestran —con sus acciones— qué significa querer, cuidar, poner límites, dialogar o, tristemente, agredir, abandonar o invalidar.

John Bowlby, creador de la teoría del apego, señaló que nuestras experiencias tempranas con quienes nos cuidan generan un "modelo interno de trabajo": una especie de mapa emocional que guía la forma en que nos relacionamos cuando somos adultos. Si aprendiste que el amor viene con gritos, frialdad, indiferencia o control, es muy probable que eso te resulte familiar y termines atrayendo (o soportando) vínculos similares.

Esto no significa que lo desees conscientemente, sino que lo reconoces como lo "normal". Como dice la psicóloga Silvia Congost (2020), “acabamos tolerando un tipo de amor que aprendimos, aunque nos dañe”.

Amor no es lo mismo que costumbre ni necesidad

Una de las trampas más comunes es confundir necesidad con amor. Cuando alguien ha tenido carencias afectivas, la sola presencia de una persona que “parece” interesarse puede sentirse como un oasis. A veces confundimos migajas de atención con afecto real. Y cuando ese vínculo empieza a doler, justificamos, aguantamos o idealizamos, porque tememos quedarnos solos.

Como terapeuta, he visto casos donde el miedo a la soledad pesa más que el dolor de estar mal acompañado. Nos convencemos de que “nadie es perfecto” o que “el amor todo lo puede”, cuando en realidad, el amor sano no debería doler de forma constante ni destruir tu autoestima.

¿Cómo cambiar estos patrones?

1. Haz conciencia de tu historia emocional

Reflexiona: ¿Qué aprendiste del amor en casa? ¿Qué tipo de relaciones viste? ¿Te sentiste visto, respetado, valorado? Reconocer estas raíces es el primer paso para dejar de repetirlas.

2. Trabaja en tu autoestima

Cuanto más te conoces, te aceptas y te valoras, menos toleras lo que no mereces. Como decía Nathaniel Branden, autor de Los seis pilares de la autoestima: “Cuanto mayor es nuestra autoestima, más dispuestos estamos a actuar con respeto hacia nosotros mismos”.

3. Haz pausas entre relaciones

Muchas veces pasamos de una relación a otra sin sanar. Es importante detenerte, procesar lo vivido y descubrir qué patrones estás repitiendo. El duelo, bien llevado, es una etapa de autodescubrimiento.

4. Acude a terapia

La terapia no es para los “débiles”, es para los valientes que se atreven a mirar hacia adentro. Un proceso terapéutico puede ayudarte a sanar tus heridas emocionales, fortalecer tu identidad y aprender nuevas formas de vincularte.

Ejemplo real (caso modificado por confidencialidad)

Ana, de 32 años, había salido de tres relaciones donde fue ignorada, engañada y utilizada. Ella pensaba que algo en ella estaba “roto”, porque siempre elegía hombres que no querían comprometerse. En terapia, descubrió que su padre había sido ausente emocionalmente y que su madre siempre se esforzó por “ganarse” su amor. Ana repitió ese patrón en sus parejas: se esforzaba demasiado, soportaba todo y nunca se sentía suficiente.

Después de trabajar en su autovaloración y entender su historia, Ana dejó de idealizar el afecto que no era recíproco. Aprendió a poner límites y, por primera vez, eligió una pareja que la trataba con respeto y ternura. Su historia cambió cuando ella cambió su forma de mirarse.

No, no estás destinado a sufrir por amor. Pero sí eres responsable de mirar hacia adentro y sanar lo que aún duele. Atraemos desde lo que creemos merecer y repetimos lo que no hemos comprendido. El amor propio, la terapia y la conciencia emocional son claves para romper esos ciclos.

"Amar no es sacrificarse hasta vaciarse. Amar es crecer juntos desde la libertad, el respeto y la reciprocidad."

Ojalá que este texto te haya servido para reflexionar sobre tus relaciones. Si crees que puede ayudarle a alguien más, compártelo. Y recuerda que, si necesitas apoyo profesional para sanar o comprender tus vínculos, estaré encantado de acompañarte. Puedes escribirme a través de mis redes sociales:
@mentalizate7 en Instagram

Hasta pronto 🌿✨

Psic. Javier Peña.

Publicar un comentario

0 Comentarios