Este es el escenario que viven muchas personas indocumentadas en los Estados Unidos. Y aunque no siempre lo vemos, ese miedo constante tiene un costo profundo en la mente y el cuerpo .
Desde la psicología, entendemos que el miedo cumple una función protectora: nos alerta ante amenazas reales y nos prepara para huir o defendernos. Pero cuando ese miedo se vuelve crónico y omnipresente , deja de protegernos para empezar a enfermarnos.
¿Qué pasa en la mente de quien vive bajo constante amenaza?
Cuando una persona vive en un estado de alerta constante —lo que conocemos como estrés postraumático complejo o estrés crónico— , su sistema nervioso entra en modo de supervivencia. Esto significa:
- Hipervigilancia: estar siempre pendiente de posibles señales de peligro (un coche patrullero, una sirena, una conversación ajena).
- Ansiedad anticipatoria: vivir con la expectativa constante de que algo malo va a pasar.
- Aislamiento social: evitar ciertos espacios públicos, dejar de asistir a eventos comunitarios o incluso cortar relaciones por miedo a ser descubierto.
- Sentimientos de indefensión: la sensación de no tener control sobre el propio destino.
Esto, con el tiempo, puede derivar en trastornos como:
- Trastorno de ansiedad generalizada
- Depresión mayor
- Síntomas compatibles con TEPT (Trastorno de Estrés Post-Traumático)
- Dificultades para dormir, comer, concentrarse o conectar emocionalmente con otros
Como dice Javier Hiriart , psiquiatra y especialista en salud mental en contextos migratorios:
“La migración forzada no solo desplaza cuerpos, también desplaza identidades, raíces y formas de sentirse seguros en el mundo”.
El peso emocional de no pertenecer
Una parte importante del bienestar psicológico está relacionada con el sentido de pertenencia. Pero cuando una persona vive en un país donde constantemente le recuerdan que “no pertenece”, ese sentimiento se erosiona.
Muchas personas indocumentadas sienten que:
- No pueden planear el futuro
- No tienen derechos plenos
- No pueden acceder a servicios básicos sin miedo
- No pueden hablar abiertamente de sus emociones por temor a represalias
Este tipo de exclusión afecta no solo a la persona individual, sino también a las familias y comunidades. Padres e hijos comparten el mismo miedo. Hermanos crecen sabiendo que uno sí tiene papeles y otro no. Amigos se separan de un día para otro.
Y todo esto, aunque no se nombre, también duele psicológicamente .
¿Cómo podemos acompañar desde la psicología?
Como terapeutas, formadores y acompañantes emocionales, tenemos un rol fundamental: escuchar sin juzgar, validar sin politizar, y ofrecer herramientas para manejar el estrés emocional asociado a la incertidumbre y el miedo .
Algunas maneras de hacerlo son:
- Crear espacios seguros donde las personas puedan expresar sus miedos sin sentirse juzgadas.
- Ofrecer técnicas de regulación emocional y respiración para reducir el estado de alerta constante.
- Trabajar en la reconstrucción de identidad y autoestima, especialmente cuando se ha internalizado el mensaje de "ilegalidad" o "inferioridad".
- Conectar con redes de apoyo comunitario y recursos legales accesibles.
Invitación a sanar desde dentro
💬 ¿Necesitas apoyo emocional en medio de esta incertidumbre?
Si este tema toca algo en ti, si reconoces en estas palabras algo de lo que estás viviendo o simplemente necesitas hablarlo con alguien que te escuche sin juzgar, no estás solo .
O si prefieres contactarme directamente, puedes hacerlo a través de mis redes sociales:
Estoy aquí para acompañarte en tu proceso emocional, con empatía, ética y un enfoque humano.
Psic. Javier Peña
0 Comentarios